Promesas by Nancy Richardson

Promesas by Nancy Richardson

autor:Nancy Richardson
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Relato, Ciencia ficción
publicado: 1996-03-31T22:00:00+00:00


Anakin se despertó boca abajo sobre las cálidas arenas del desierto de Tatooine. Sintió su vientre retumbando por el hambre y su garganta arder por la sed. Arena se había adherido a sus pestañas y cubierto las comisuras de su boca. Extendió la mano para limpiar los granos de su cara. Sus sentidos se pusieron alerta. Olió a la compañía antes de realmente verla.

—Anakin, tenemos un pequeño problema —dijo Tahiri en voz baja mientras giraba para encararse con su amigo. Hizo un gesto con la cabeza hacia las criaturas con túnicas marrones que formaban un círculo a su alrededor.

—¿Qué son? —preguntó Anakin mientras arrugaba la nariz. Independientemente de lo que sean, apestan, pensó.

—Jawas —susurró Tahiri. Anakin recordó haber oído sobre la raza carroñera de su tío Luke. Los jawas eran seres similares a roedores que viajaban en grupos, buscando naves accidentadas de las que recuperar material, vehículos que robar y equipamiento desechado que recolectar.

Anakin estudió a las criaturas de un metro de altura. Eran diez, y farfullaban y señalaban hacia Tahiri y él con sus ojos amarillos reluciendo.

—Creo que están tratando de averiguar si valemos algo o si deberían dejarnos en el desierto —dijo Anakin. Si los jawas nos dejan aquí, pensó, moriremos de hambre y sed.

Los jawas avanzaron hacia los dos Jedi. Tahiri se puso de pie.

—Cuidado —susurró Anakin.

—Realmente no son peligrosos —dijo Tahiri en voz baja—. De hecho, suelen gustarles los humanos, porque nosotros somos a quienes venden su material rescatado.

—Estaría dispuesto a apostar a que no tenemos exactamente el aspecto de sus clientes de pago —gruñó Anakin mientras se ponía en pie.

Los jawas decidieron rápidamente que no valía la pena molestar a Anakin y Tahiri y comenzaron a alejarse.

—Es extraño que estén caminando —murmuró Tahiri—. Usualmente viajan en reptadores de las arenas.

—¿Qué son los reptadores de las arenas? —preguntó Anakin con interés.

—Son enormes transportes de minerales que mineros humanos trajeron a Tatooine hace muchos años. Estos esperaban hacer fortuna en los páramos desérticos. Pero descubrieron que no hay mucho que valga la pena explotar aquí. Así que dejaron los transportes y los jawas los tomaron. Los jawas usan los reptadores para encontrar y recolectar metales y maquinaria abandonada. Aquí el desierto está lleno de chatarra. Batallas galácticas han sido libradas cerca de Tatooine por cientos de años. Y todo lo que cae desde el espacio y aterriza aquí se conserva gracias al clima seco. Los jawas encuentran naves accidentadas, droides y demás maquinaria, lo cual arreglan y venden en Mos Eisley o a granjeros de humedad en el desierto.

Tahiri observó en silencio mientras los jawas se alejaban de ellos.

—Anakin, sigámoslos —sugirió con un destello en los ojos—. Donde sea que estén acampados, tiene que haber comida y agua.

Anakin y Tahiri comenzaron a seguir a los jawas. Si estos se dieron cuenta, no se giraron para comprobarlo.

—Al menos nos dirigimos hacia los Eriales de Jundland —observó Anakin asintiendo hacia los picos montañosos que habían aparecido a la vista tras coronar una duna—. Bueno, ¿y sabes por qué huelen tan mal? —le preguntó a Tahiri mientras caminaban penosamente por la arena.



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